Inteligencia Emocional

¿Qué es la enfermedad?

 

“La enfermedad es el esfuerzo que hace la naturaleza para curar al hombre”

 

Carl Gustav Jung

 

La enfermedad, no es más que es un organismo sano que necesita corrección. Los motivos de tal corrección son muchos y diversos, pero siempre hay una misma raíz, las creencias y la culpa. Aunque esta última es resultado de la primera. Desde las creencias originales a nuestras propias creencias. Estas nos condicionan, nos enferman y también nos sanan.

 

La enfermedad no es algo que se origine en el cuerpo sino en la mente.

 

La mente es la única que puede enfermar o sanar, ella es el centro de mando, el programador, es la que dirige al cerebro como ella considera, y es desde la mente que proceden todas las órdenes. Ni el cerebro ni el cuerpo por si mismos pueden  hacer nada. El cuerpo tan solo sigue  a la mente, por eso la verdadera curación  solo puede tener lugar en la mente.

 

En la mente están nuestras creencias a nivel consciente y también las inconscientes. Asimismo en la mente están las creencias de nuestros antepasados y las del inconsciente colectivo, aunque esas pocas veces las reconocemos.

 

Todos traemos información genética de nuestras generaciones anteriores que nos influyen, estas pueden ser: éxitos, fracasos, problemas económicos, miedos conocidos y no conocidos y un sinfín de episodios vividos. Todas estas creencias unas a nivel consciente y en su mayoría a nivel inconsciente nos han hecho ser lo que somos hoy.

 

El inconsciente colectivo del que todos formamos parte es un concepto de la teoría desarrollada por el psiquiatra Carl Gustav Jung. La teoría de Jung nos dice que existe un lenguaje común a los seres humanos de todos los tiempos y de cualquier parte del mundo, constituido por símbolos primitivos con los que se expresa un contenido de la psique, que está más allá de la razón.

 

El inconsciente colectivo contiene toda la información y herencia de la humanidad. Imágenes primigenias de la experiencia humana, son cosas comunes que todos tenemos y que es el resultado de la experiencia adquirida por los seres humanos. Está grabado a nivel celular y contiene la misma información heredada para toda la humanidad.

Son cosas que todos entendemos independientemente de la raza, sexo o edad. Es ese lenguaje de gestos que es universal y atemporal.

 

En el inconsciente colectivo se encuentra mucha información y emociones atrapadas de dolor en la historia de la humanidad.

 

 

Cambia tu forma de ver la enfermedad

 

Para que eso suceda  tiene que haber un cambio en la mente. Un cambio de hábitos en la persona.

Los cambios no son fáciles suelen ser dificultosos, pero si se quiere sanar o simplemente no enfermar so necesarios. La enfermedad es la  forma en que el cuerpo habla, el mensaje que nos da.

 

Esto  puede resultar complicado para aquellas personas que han llevado una vida desordenada o que acudían al médico para que curara sus males o les recetase algunas “píldoras milagrosas”.

 

Con este proceder pocas veces se llega a la curación y si acaso se “lograse”, es fácil que la enfermedad aparezca de nuevo y esta vez de forma más potente o con otra cara.

No se puede subestimar el poder mental, emocional y espiritual que puede causar la enfermedad, y dar importancia únicamente a agentes externos como bacterias, virus, etc. Es de suma importancia que haya un cambio. Una alineación  entre mente, cuerpo y espíritu. Y este cambio está en ti, en TU MENTE.


 

Hay emociones que curan al ser humano y otras que lo enferman, sabemos que el amor cura, pero ¿qué se puede decir de otras emociones que no nos hacen sentir tan bien como el amor? Se cree que un 90 por ciento de las enfermedades son de origen emocional. Se gestaron como consecuencia de emociones reprimidas o mal canalizadas.

 

Para ti, que ya llevas un tiempo andando en el camino de crecimiento, quiero que analices lo que a continuación expreso; Hay quien piensa que como está andando en un camino de toma de consciencia, no es bueno sentir y muchos menos dejar salir ciertas emociones, pues  se consideran negativas, pero eso no es correcto y además, es nefasto para la salud.

Mientras nos identifiquemos con las emociones, tendremos estas emociones y aunque no nos gusten no debemos juzgarnos por tenerlas. Por ejemplo: es natural que al principio de este despertar sigamos sintiendo odio, miedo, ira, rencor o cualquier otra emoción, mientras estamos en el camino de aprendizaje, esto no es malo, lo que es aún peor que eso, es el juicio que nos hacemos a nosotros mismos, sobre los sentimientos que tenemos.

 

Si estamos continuamente buscando aprobación de otros o incluso la nuestra y nos quedamos atrapados en pensamientos como: ¿Qué pensarán de mí? Lo que he dicho quizás no estuvo bien. Quizás nos estamos comparando con un ideal que no existe. ¿Cómo vamos a extrañarnos o alarmarnos si después nos enfermamos?.

 

Por otra parte, el tener conocimiento de algo no es indicativo de práctica. Aquí hay varios aspectos a tener en cuenta; veamos cómo funciona: primero adquirimos el conocimiento, que no es más que un conjunto de información. Después hay otro proceso, que es  interiorizar el conocimiento. Esto no se hace de un día para otro, requiere tiempo. Necesitamos tiempo para digerir un conocimiento, quizás totalmente nuevo y contrario al anterior, tiempo para poder  integrarlo.

Sucede lo mismo que con nuestro sistema digestivo, no comemos y enseguida nuestro organismo se beneficia de los alimentos ingeridos, antes tiene que digerirlos mediante el proceso de la digestión. El ser humano se conduce de la misma forma, también necesita tiempo para digerir la información e ir cambiando patrones.

Sólo entonces, es que podemos empezar a ponerlo en práctica. Incuso así habrá cantidad de ocasiones en que nos sea difícil el poder hacerlo. También veremos que hay otras ocasiones en que no tenemos tanta dificultad.

 

Esto sucederá por un tiempo, que no será para todos igual de extenso, pero que es necesario, para finalmente darnos cuenta de nuestro progreso.

Inmaculada Zamorano.

http://www.inmaculadazamorano.com/servicios/servicios.html


 “La educación es el arma más poderosa que puede usarse para cambiar el mundo"

                                                           Nelson   Mandela

                                             

Si quieres que tu vida cambie no puedes seguir haciendo las mismas cosas que hacías. 


Tienes que cuestionarte las cosas, lo que haces. Pregúntate ¿por qué haces lo que haces?

 

Todo empieza cuando nos cuestionamos lo que nos dicen, lo que hacemos, lo que creemos. 

 


Si nunca te las cuestionas como sabes que estás haciendo lo mejor para ti y para otros? 


La mente así como los metales puede ser transformada.

 

Cuando los pensamientos no nos dejan vivir en paz  y la sensación de disco rayado no nos abandona, cambiar nuestro estado mental puede parece imposible. La tortuosa mente domina nuestra vida y quizás el miedo dirija nuestra voluntad.

 

Cuando eso  sucede no debemos perder el tiempo intentando acallar pensamientos y sentimientos. ¡Es casi imposible!.

 

La transformación mental es la siguiente: cultivamos la cualidad contraria concentrándonos en el polo opuesto. Esto requiere esfuerzo, necesitaremos esforzarnos tan a menudo como los pensamientos enfermizos se presenten. Vigilando la mente constantemente para estar presente cuando los pensamientos nos acechen e invertir el pensamiento. De esta manera romperemos los hábitos indeseables de la mente.

 

Nuestro estado mental cambiará, porque la vibración cambiará.

 

 

“la mente así como los metales y los elementos puede ser transmutada, de estado a estado; de grado a grado; de condición a condición; de polo a polo; de vibración a vibración”.

El Kybalión.

http://www.inmaculadazamorano.com/soy/soy.html

 

 


 

El mundo que hemos inventado está cimentado en creencias dementes. Definiciones legales y sus códigos, lo políticamente correcto, castigos, nuestras propias debilidades, culpa. ¿Quién no siente o ha sentido algún tipo de culpa?.Todo ello justifica el temor, el miedo, el sentimiento de soledad, la necesidad de defenderse.

 

Pero sentirte amenazado es el reconocimiento de una debilidad inherente que no es verdadera, y que no es nuestro verdadero ser.

 

¿Se puede tener paz  en estas condiciones?

 

 Sí, si borramos la basura de la mente. Dejando un vacío de lo absurdo para poder ver la autentica  verdad. Porque el amor es verdad y real, la paz es verdad y real, nuestro verdadero ser es verdad y  real, y nos ofrece otra forma de ver el mundo. Un mundo que está más allá de este y  que nuestra mente  santa conoce y se nutre, porque es nuestro verdadero hogar. Un mundo donde vamos vislumbrando la luz, la dicha y la felicidad. Desde el cual el mundo que hemos inventado es liberado.


 

Si al igual que  a muchos tu paz interna es lo más importante en tu vida.

Esta se hará posible cuando dejes a un lado todo lo externo.

 

Desidentifícate de tus pensamientos. Tú, no eres tu mente, no te limites a eso.

Ella es la que cree en el ego y le otorga existencia y poder, sin embargo

es  también ella la que tiene el poder de negar su existencia.

 

Ten la firme intención  de no ser tolerante con las divagaciones de tu mente.

 

 

 

 

Cuando parece que el mundo se derrumba bajos los pies. 

Cuando se vive la oscura noche del alma y la confianza y las  fuerzas son tan limitadas que no se extiende más allá de la persona.

 

El temor y la ansiedad hacen mella.

O aun sin tanto sufrimiento, simplemente  cuando las circunstancias no son favorables. En esas situaciones ¿qué decreto o afirmación podemos hacer que nos garantice el éxito de aquello que deseamos?


¿Hay algo en  nosotros que nos capacite para ser consciente de todas las facetas de un problema, reconocer la solución y garantizar el éxito?.


¿Que hay en nosotros que esté libre de ira, culpa, depresión, ansiedad, miedos con sus múltiples caras?; Y la afirmación, decreto o aquello que queremos y  pedimos con vehemencia  ¿no tenga su base en estos sentimientos?

Por otra parte,  como podemos estar seguros de que un tiempo  más tarde después del cumplimiento de aquello que tanto hemos visualizado y decretado,  no nos arrepentiremos, aburriremos o desilusionaremos?.

 

¡Qué impedidos y pequeñitos podemos llegar a sentirnos!. 

Con tantas limitaciones no es de extrañar que nos sintamos  atemorizados sin saber qué hacer y en qué dirección ir.

 

Más allá de enfocarnos en conseguir un deseo con todas nuestras fuerzas;  también con limitaciones, miedos, y falta de datos, podemos mirar en la fuente de toda fortaleza, esa que habita en cada ser humano pero que a veces ocurre que por falta de un reconocimiento no se sabe de su existencia. Es ese lugar donde la paz permanece y es segura, donde nada es imposible. La llamamos universo, yo superior, conciencia, el ser supremo o Dios.

 

Donde cuando ocurre, su reconocimiento es inequívoco pues no se asemeja a nada  externo. Es la paz que sobrepasa todo entendimiento y  es el reino de los cielos que Cristo predicaba.  Allí en ese lugar absoluto, arrojamos nuestra carga, expresamos nuestros sentimientos y simplemente confiamos en esa fortaleza. 

Reconoceremos en ese instante santo, que ya lo tenemos todo.  Que ya somos todo. ¡Que no hay nada que temer!.

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